Leo que el Parlamento británico (¡¡Dios salve a la reina!! y a todos los demás que nos den…), ha aprobado una ley, que permite la creación de embriones híbridos (animal+humano), con fines de investigación. Me quedo más tranquila con la coletilla, ¡menos mal que no es con fines de montar un circo ambulante!
No sé dónde se van a poner, ya, las manos, algunos sectores sociales, la Iglesia , por ejemplo, porque creo que, en la cabeza, les va a parecer poco.
En principio, a mí me parece bien todo lo que implique adelanto, sobre todo porque estoy convencida de que determinadas cosas son imparables, nos pongamos como nos pongamos. La ciencia y la técnica, como ejemplos claros, a pesar de que quemaran a Galileo. Incluso a pesar de que la Iglesia Católica se disculpara unos cuantos años más tarde. Ya se sabe que las cosas de palacio, van por pasillos interminables. ¿O era inescrutables?
Claro que estaría bien definir, qué es adelanto y para quién lo es. Porque a día de hoy, ni siquiera somos capaces de evitar que millones de personas mueran de hambre, y eso que hace mucho que está más que investigado y demostrado el remedio: Comer. Y si es posible, todos los días. Así es que, bien mirado, no estoy segura, conociendo al género humano, que lo que pueda parecer adelanto para todos, lo sea de verdad.
Da un poco de miedo pensar qué barbaridades seremos capaces de hacer con tanto avance de la ciencia, por supuesto todo en aras de la mejora de la calidad de vida de los humanos, que para eso tenemos un cerebro, aunque no siempre demos muestras de llevarlo puesto.
Uno de los apartados de la ley aprobada por los ingleses, permite fecundar un óvulo humano con esperma animal, y viceversa. Me lo expliquen.
Cierto es que también se ha legislado que estos embriones no pueden mantenerse vivos, más de 14 días. Pero eso es ahora, quién sabe lo que se legislará en el futuro.
Las cuestiones éticas de este tipo de experimentos, están fuera de toda duda, y plantean un montón de preguntas. Por lo menos a mí, que soy preguntona de natural. Pero no son fáciles de contestar, creo yo, en uno u otro sentido.
Una que es más racionalista que espiritual, se plantea, a veces, qué tiene de diferente nuestra especie de otras. Mi antropóloga favorita diría, lanzándome una mirada de mamáquenoteenterasdenada,hija, que la capacidad de simbolizar, pero no sé yo si eso es suficiente para ponerle tantos peros a los híbridos estos nuestros de marras, cuando ya hemos favorecido cruces como el Ligre (cruce entre león y tigresa), el Leopón (cruce entre leopardo y león), el Zebrasno (cruce entre cebra y asno), o el wholfin (cruce entre ballena asesina y delfín ¿??????), y nos parecen tan estupendos, oye. Ni siquiera nos planteamos los conflictos internos que tendrán semejantes individuos mezclados. O sus instintos, o lo que sea.
Imaginaos qué podría pasar con la conciencia de individuos medio humanos, medio animales. O con su cordura.
En 1986, Jeff Goldblum, uno de mis actores preferidos, protagonizó una película estupenda: La Mosca , que ya me impresionó entonces, cuando todavía la idea era descabellada.
Ahora ya no lo es. No a largo plazo, la verdad. No estoy segura de querer estar aquí para verlo.
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